Una caloría, es una caloría, sí….. eso es innegable.
¿Pero, son todas iguales?
Últimamente está muy arraigada la creencia de que una caloría es una caloría y que tu cuerpo consume X calorías al día. Si no te pasas de esas calorías nunca engordarás, pero también que si te pasas de esas calorías engordarás…
“Una caloría, es una caloría” suena razonable, pero no es realmente cierto.
El cuerpo no es un simple calorímetro que registra cuánto comemos y cuánto quemamos.
Por un lado, el costo de la energía para metabolizar grasas, carbohidratos y proteínas es diferente y además, tenemos complejas respuestas hormonales a los diferentes tipos de alimentos que comemos.
El proceso de metabolización y aprovechamiento es bastante más complicado de lo que creemos y no todos los alimentos se digieren igual.
Por otro lado, otro aspecto a destacar para argumentar que no es lo mismo comer 100 kcal. de verdura que 100 kcal. de perrito caliente, es el efecto de los alimentos sobre la saciedad, y es que en función de la calidad de la dieta, se ha observado distintos efectos sobre la saciedad, con la leptina como hormona clave.
Y por último, (aunque podría escribir mucho más sobre ello) destacar nuestra microbiota intestinal, la cual es capaz de modular los niveles de glucosa en sangre ante la ingesta de distintos alimentos con mayor o menor aporte de fibra.
Y es que la respuesta ante esta diferencia parece estar en las distintas especies bacterianas, capaces de procesar con mayor o menor eficacia distintas fuentes de alimentos, especialmente carbohidratos.
Por tanto, ¿es una caloría, una caloría? En un calorímetro, sí. Pero hablando de alimentos, no podemos olvidar que estos no solo se definen por su contenido calórico, sino también por su modulación del sistema endocrino y el metabolismo, el efecto termogénico, la saciedad, y sobre todo, la modulación de la microbiota intestinal.